Frankl tuvo suerte porque a él lo llevaron a hacer trabajos en el exterior de la cocina y luego fue voluntario para trabajar en un campo donde estaban los enfermos.

Frankl y un compañero intentaron escapar pero no pudieron.

El frente de guerra avanzo y el campo tenía que ser evacuado, así que algunos prisioneros eran libres y otros torturados con los nuevos gases que probaban para poder usarlos en la guerra.

Pero cuando eran libres los prisioneros no podían sentirse felices, ya que habían perdido ese sentimiento de felicidad y poco a poco tendrían que recuperarlo o simplemente morir como lo hacía la mayoría. También hablaban mucho sobre lo que pasaba en el campo y todo lo que vivieron ahí dentro.

Quien sabe, solo ellos salían adelante con sus propios problemas y los afrontaban.

Cuando yo comencé a leer este libro desde un principio te podías imaginar que eras tú el que estaba dentro de la historia porque lo relata de una forma tan real que incluso hasta te puedes poner en el lugar de esos prisioneros.

Hael Haranxa

San Felipe B.C